miércoles, 24 de marzo de 2010

Un combate entre tu sonrisa y yo.


Me miraba e irremediablemente tenía que ponerme en posición de defensa, era como en un combate, esperaba el golpe, certero, rápido, decisivo. No podía permitirlo, esa vez yo saldría ganadora, mi orgullo estaba de mi lado, anhelaba los aplausos, y ante todo quería mi propia satisfacción, la demostración de que esa vez el muro era invencible, que mi cuerpo era una estructura estudiada, construida minuiciosamente a prueba de sus miradas. Pero otra vez, ganaba, y yo no aguantaba mas. ¿Por qué? si yo era más fuerte, estaba más concentrada, y había entrenado hasta la saciedad. No había explicación, él con solo una pequeña sonrisa pícara, chulesca, con un ligero aire de superioridad había vuelto a dejarme K.O en el primer asalto, otra vez el simple giro que realizaba con la cabeza para desafiarme hacia que mi muro se cayese y miles de ladrillos se rompieran al chocar contra el suelo, el mismo lugar donde se encontraban mi esfuerzo y mis ganas de volver a empezar de cero.

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