martes, 8 de enero de 2013

J.





El tiempo solo pasa en quien no te ve, quien duerme a tu costado pierde la fe de que otra vida exista que pueda ser mejor que recorrerte al amanecer.


Te quiero.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Es eso.

Es eso, que necesito estar borracha para mandarle un sms o llamarle, para perder ese maldito miedo que me ha calado los huesos, ese miedo a perderle, a que sepa que le quiero tanto que pueda llegar a hacerme daño sin querer, es ese miedo que me provoca la seguridad que proporciona su mirada, que cuando el me coje de la mano nada pueda afectarme. Es simplemente eso, que no sé como decirle lo que les digo a los demás de él cuando vienen a convencerme para echar un polvo esa noche o incluso para intentar enamorarme, eso de que no puedo porque mi corazón solo late con él, que es más que mi novio es algo así como mi segundo yo, esa parte indispensable, joder, el amor de mi vida, la persona con la que quiero compartirla o no tenerla, y es eso... que no puedo, que se me esconden las palabras, se me cierran las miradas y se me cortan los pensamientos cuando lo tengo delante, y entonces pienso ¿De què? ¿De qué me sirve quererle como ya nadie quiere a nadie? ¿De qué me sirve  el quererle como nadie le ha querido si no puedo mostrarselo, si sabiendo todo de las palabras no soy capaz a juntarlas para decírselo? En fín... que es eso.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Si hay amores que matan, sentimientos que hieren, me pregunto por qué no se pueden dejar y si te dejan te mueres.
Desde hace ya algún tiempo hay un pedacito de ti en cada una de las palabras que escribo, tu nombre suena en cada pensamiento, me has invadido por completo.
La primera vez que se vieron se sintieron impotentes ante la fuerza de sus pasiones, el instinto había dictado que tenían que odiarse, lo sabían y lo cumplían. La segunda vez sus corazones decidieron complicarlo y detrás de las frías miradas y los duros reproches gritaron muy bajito para el resto de los terrestres que jamás lograrían vivir el uno sin el otro.
Llegó cuando nadie lo esperaba,
 por respuesta no recibió nada
 y se fue.

 Dejó escondido en un rincón
la huella dactilar de un corazón
 y regresó. 

 Besó los labios de un cuerpo inerte, 
arrodilló el orgullo y el ego prepotente 
y partió. 

 Lo que él nunca supo fue 
que a pesar de todo y contra su voluntad,
 se quedó.

martes, 21 de agosto de 2012

cuando no entiendas nada lo entenderás todo.

No se trata de decir lo mucho que le quieres, ni de tener detalles hollywodiense románticos, tampoco se trata de competir con el resto de parejas a ver quien tiene la frase más bonita o la foto más original, ni si quiera se trata de pasearlo como si fuera un perro. Se trata de dar todo, hasta lo que no tienes, por la persona que quieres, se trata de que por más que quieras no puedas matar la ilusión del principio, que no puedas mirar a nadie como le miras a él ni aún cuando todo tu cuerpo te lo pide. Tampoco es cuestión de llorar y ponerse a escuchar música sentimental, es cosa de luchar hasta el final, de morir peleando cueste lo que cueste, que las canciones que resuman vuestra historia lleguen sin querer, sin esperarlo, cuando no tengáis ninguna gana de sentiros identificados, porque preferís que en el mundo solo hubiese dos personas, tu y él y nadie más. Creo que en realidad todo esto se comprende en el preciso instante en el que después de mil experiencias amorosas, o supuestamente amorosas, crees que sabes todo lo que hace falta para ser feliz en pareja, para tener una estabilidad y una relación perfecta, le miras a los ojos y todo se va literalmente a la mierda porque en ese momento te das cuenta de que lo único que te importa realmente son esos ojos, y de nuevo vuelves a no entender nada, a entender aún menos que cuando empezaste a involucrarte con todo esto pero esta vez ya no te importa porque ahora entiendes lo que es sentir sin necesidad de comprender nada más que los latidos de tu corazón a dúo con los suyos.