martes, 21 de agosto de 2012

cuando no entiendas nada lo entenderás todo.

No se trata de decir lo mucho que le quieres, ni de tener detalles hollywodiense románticos, tampoco se trata de competir con el resto de parejas a ver quien tiene la frase más bonita o la foto más original, ni si quiera se trata de pasearlo como si fuera un perro. Se trata de dar todo, hasta lo que no tienes, por la persona que quieres, se trata de que por más que quieras no puedas matar la ilusión del principio, que no puedas mirar a nadie como le miras a él ni aún cuando todo tu cuerpo te lo pide. Tampoco es cuestión de llorar y ponerse a escuchar música sentimental, es cosa de luchar hasta el final, de morir peleando cueste lo que cueste, que las canciones que resuman vuestra historia lleguen sin querer, sin esperarlo, cuando no tengáis ninguna gana de sentiros identificados, porque preferís que en el mundo solo hubiese dos personas, tu y él y nadie más. Creo que en realidad todo esto se comprende en el preciso instante en el que después de mil experiencias amorosas, o supuestamente amorosas, crees que sabes todo lo que hace falta para ser feliz en pareja, para tener una estabilidad y una relación perfecta, le miras a los ojos y todo se va literalmente a la mierda porque en ese momento te das cuenta de que lo único que te importa realmente son esos ojos, y de nuevo vuelves a no entender nada, a entender aún menos que cuando empezaste a involucrarte con todo esto pero esta vez ya no te importa porque ahora entiendes lo que es sentir sin necesidad de comprender nada más que los latidos de tu corazón a dúo con los suyos.

lunes, 20 de agosto de 2012

Firenze 2009

De repente encuentras una foto entre todos los recuerdos, una imagen que lo hace todo aún más nostálgico si cabe. Es perfecta aunque el brillo no sea el adecuado y la calidad de la cámara...bueno de la calidad mejor ni hablar, pero las personas que salen en ellas en esa posición más cómica que bonita son las que tenían que estar, en el lugar que tenían que estar y en el preciso instante en el que tenían que estar, por eso es perfecta. Entonces comienzas a preguntarte porque no pudiste quedarte congelada en ese retrato con tu felicidad italiana de la que ahora solo queda una sombra escondida tras los colores de esa fotografía, que lejos de ser una sola imagen te trae a la cabeza miles y miles de instantáneas tomadas con los ojos, en fin... supongo que será porque es mucho más mágico volver a sorprenderte después de años con recuerdos que siguen tan nítidos como el día que se crearon.

martes, 14 de agosto de 2012

Decían que debía enfrentar el mundo entero con una sola mano si tu me estuvieses agarrando la otra, yo lo he hecho aún con la otra mano vacía.