Llegó cuando nadie lo esperaba,
por respuesta no recibió nada
y se fue.
Dejó escondido en un rincón
la huella dactilar de un corazón
y regresó.
Besó los labios de un cuerpo inerte,
arrodilló el orgullo y el ego prepotente
y partió.
Lo que él nunca supo fue
que
a pesar de todo y contra su voluntad,
se quedó.
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