martes, 21 de agosto de 2012

cuando no entiendas nada lo entenderás todo.

No se trata de decir lo mucho que le quieres, ni de tener detalles hollywodiense románticos, tampoco se trata de competir con el resto de parejas a ver quien tiene la frase más bonita o la foto más original, ni si quiera se trata de pasearlo como si fuera un perro. Se trata de dar todo, hasta lo que no tienes, por la persona que quieres, se trata de que por más que quieras no puedas matar la ilusión del principio, que no puedas mirar a nadie como le miras a él ni aún cuando todo tu cuerpo te lo pide. Tampoco es cuestión de llorar y ponerse a escuchar música sentimental, es cosa de luchar hasta el final, de morir peleando cueste lo que cueste, que las canciones que resuman vuestra historia lleguen sin querer, sin esperarlo, cuando no tengáis ninguna gana de sentiros identificados, porque preferís que en el mundo solo hubiese dos personas, tu y él y nadie más. Creo que en realidad todo esto se comprende en el preciso instante en el que después de mil experiencias amorosas, o supuestamente amorosas, crees que sabes todo lo que hace falta para ser feliz en pareja, para tener una estabilidad y una relación perfecta, le miras a los ojos y todo se va literalmente a la mierda porque en ese momento te das cuenta de que lo único que te importa realmente son esos ojos, y de nuevo vuelves a no entender nada, a entender aún menos que cuando empezaste a involucrarte con todo esto pero esta vez ya no te importa porque ahora entiendes lo que es sentir sin necesidad de comprender nada más que los latidos de tu corazón a dúo con los suyos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

I don't hate comments