Quererse no lo es todo.

Se querían y nadie lograba entenderlo, ni siquiera ellos mismos, podían pasar los años y olvidarse de no verse, pero sabían que en cualquier momento el tiempo volvería a presentarlos, volverían a darse dos educados besos y a darse cuenta de que nunca dejarían de estar enamorados. Había una conexión especial, un sentimiento tan grande como misterioso capaz de cambiar el cariño por el odio, los besos por las voces y las caricias por las lágrimas en menos de un segundo, pero era la manera de demostrarles que jamas se librarían de él, era demasiado poderoso, no lograban controlarlo, y lo sabían. Lo que mas difícil se les hacia era escuchar a la gente decir que todo vale si dos personas se quieren, ellos no lo entendían, el resto del mundo no llegaría nunca a entender lo que era eso, para los dos ya era algo habitual.