
Llegó cuando nadie le esperaba, y se quedó sin que nadie le invitase a ello.
"¿Cómo era que te llamabas?" le preguntó, elevando al máximo exponente el mal humor de aquella chica orgullosa y pelín egocéntrica a la que le gustaba destacar siempre, y que ya sabía desde hacía mucho rato que aquella noche había ocurrido algo especial, que era otro el que sobresalía entre los demás para ella.
La respuesta fue breve, clara y concisa, pero no cabía duda de que era lo que él quería, porque aquel: "¡A ti que te importa!", le arrancó nuevamente una de esas sonrisas burlonas. Ya había entrado en su juego, y ahora tardaría en salir de él.
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