Sube que nos vamos.

Me he dado cuenta que mientras te esperaba el mundo no había dejado de girar, el tiempo había dejado de esperarme, había echado ha correr dandome aun menos opciones a ganar, se reía mientras intentaba que me contestaras al teléfono una y otra vez, se divertía cuando me veía sentada delante de tu casa esperando cualquiera de tus movimientos, y le entretenía escuchar mis mentiras y justificaciones para expliar que no estaba mal lo que hacía, pero no le culpo, porque a fin de cuentas y observando la cantidad de gente que hay a mi alrededor el fue el único capaz de explicarme que solo iba a pasar una vez, que ni el ni nadie iba a esperame nunca y que yo tampoco iba a esperar mas por nada, que la vida es muy rápida y los placeres muy cortos. Cuando al fin se paro y me dijo: sube que nos vamos, entendí que jamás volvería a dejarlo escapar, que el tiempo siempre ha sido mi mejor aliado.